Hace unos días recibí un mensaje de un amigo quebequense que me dejó pensando. Me escribió para decirme que se sentía solo, triste, como si no le importara a nadie. Su mensaje tenía un peso enorme. Me habló de sus hijas, de cómo no pudo verlas crecer con la regularidad que hubiese deseado. Ahora son jóvenes adultas, independientes, y aunque él ha intentado acercarse, siente que no logra conectar con ellas. Dice que a ellas no parece importarles su vida, y eso lo hace sentirse vacío, atrapado en una rutina de casa-trabajo sin conexiones reales con los colegas que ve todos los días.
En nuestra conversación me preguntó cómo hacía yo para vivir sola y ser feliz. Me dijo que había notado que los latinos somos muy unidos, que, a pesar de la distancia con nuestros seres queridos, mantenemos el contacto con ellos de forma frecuente. ¿Cuál era la clave? ¿Cómo lo lograba?
Le dije la verdad: no siempre lo logro. También me he sentido sola y triste en este país. Extraño mi familia, mi entorno, mi casa, mi vida anterior. Pero si bien a veces lo miro con nostalgia, no me permito quedarme atrapada en el pasado. Le conté que cuando llegué aquí, mi hermana me dio un consejo que me ha servido mucho: «construye una red de apoyo». Y le expliqué cómo hacerlo.

Él me agradeció la conversación y los consejos, pero estaba tan sumido en su tristeza que todo le parecía difícil de lograr. He tratado de estar pendiente de él en los últimos días, de recordarle que su presencia sí es valiosa, que hay gente que lo aprecia. Poco a poco ha ido saliendo de ese lugar oscuro, pero sé que el invierno es duro, incluso para quienes han nacido aquí. Me confesó que al menos dos veces al año se siente así. Por eso le sugerí que, cuando se sienta mejor, ponga en práctica los consejos que le di para que el próximo otoño-invierno no lo derrumbe de la misma manera.
Construir una red de apoyo: una necesidad, no un lujo
La soledad es una experiencia universal. Puede afectar a cualquiera, sin importar el lugar de origen o la cantidad de tiempo que haya vivido en un sitio. En ciudades grandes como Montreal o Quebec, puede parecer más fácil encontrar actividades y personas con quienes conectar. Sin embargo, en ciudades más pequeñas de la provincia, la rutina puede ser tan silenciosa que la sensación de aislamiento se vuelve asfixiante.
Muchos latinos con los que he hablado me han contado lo difícil que es adaptarse a este ritmo de vida. A veces, la calma se siente como un peso. Yo también lo viví cuando llegué aquí. Extrañaba el ruido del tráfico, la música a todo volumen de mis vecinos, los perros ladrando (aquí los perros no ladran), el bullicio constante. Incluso la inseguridad y el caos de la vida latinoamericana formaban parte de mi identidad, y de repente, todo era distinto.
Este choque cultural puede tener efectos emocionales profundos. La depresión es una de las consecuencias más comunes y peligrosas de la soledad mal gestionada. Pero no estamos indefensos ante ella. Existen maneras de construir un sistema de apoyo sólido que nos ayude a sobrellevar estos momentos difíciles.
Estrategias para construir una red de apoyo
1. Unirse a grupos comunitarios
Una de las formas más efectivas de combatir la soledad es rodearse de personas con intereses similares. Quebec es una provincia diversa y hay muchas asociaciones y actividades comunitarias que pueden servir como punto de encuentro. La biblioteca local, por ejemplo, suele ser un centro de reunión para muchas actividades. También se pueden encontrar clubes deportivos, talleres de arte, grupos de voluntariado y más.

Los latinos solemos llamar la atención donde quiera que vamos. Siempre hay alguien interesado en practicar español, aprender a bailar salsa o conocer más sobre nuestra cultura. Al participar en actividades, no solo se hacen amigos, sino que también se crea una red de apoyo mutuo.
2. Asistir a eventos y actividades sociales
Quebec ofrece una gran variedad de eventos, desde festivales culturales hasta conferencias profesionales. Son oportunidades perfectas para conocer gente nueva. Aunque al principio pueda dar un poco de miedo, lo importante es dar el primer paso. No hay que temer equivocarse al hablar en francés; la mayoría de los quebequenses son muy pacientes y valoran el esfuerzo.
3. Usar plataformas en línea
En la era digital, las redes sociales pueden ser una gran herramienta para encontrar comunidad. Hay grupos de Facebook para latinos en Quebec, foros de expatriados y aplicaciones para conocer gente con intereses en común. Participar en estas comunidades puede ayudar a sentirse acompañado, incluso si no se tiene a alguien físicamente cerca.
4. Buscar ayuda profesional
A veces, la soledad pesa demasiado y es difícil encontrar una salida por cuenta propia. En esos casos, buscar apoyo profesional es una opción válida y necesaria. Quebec ofrece servicios de consejería y grupos de apoyo diseñados para ayudar a quienes enfrentan el aislamiento y la tristeza. Pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía.

5. Ser proactivo
No basta con esperar a que los demás den el primer paso. Hay que tomar la iniciativa. Organizar reuniones, invitar a colegas a tomar un café, proponer una salida en grupo. Cuantas más oportunidades sociales se generen, más fácil será construir relaciones significativas.
Domar la soledad
La soledad no es siempre negativa. Bien llevada, puede ser una oportunidad para el autoconocimiento y el crecimiento personal. Pero cuando se convierte en una carga, es necesario actuar. Construir una red de apoyo toma tiempo y esfuerzo, pero las recompensas son enormes. Nadie debería sentirse invisible o sin importancia. Y si hoy te sientes así, recuerda que hay maneras de salir adelante y que siempre hay alguien dispuesto a escucharte.