Un paseo inolvidable por el Acuario de Quebec

Un paseo inolvidable por el Acuario de Quebec

Desde que llegué a Quebec, me habían hablado maravillas del Acuario, pero nada me preparó para la belleza que me esperaba cuando finalmente lo visité. Desde el momento en que entré, no podía dejar de admirar cada detalle. Aunque había muchísimos visitantes, me sorprendió la cultura quebequesa en estos espacios: la mayoría de las personas se comportaban con mucho respeto, dejando que todos pudieran disfrutar de la experiencia. Claro, siempre hay alguien que se queda pegado frente a los tanques de peces, medusas y otras criaturas extrañas, sin darle chance a los demás de mirar, pero en general, el ambiente era muy agradable.

Un mundo submarino fascinante

Debo confesar que todos los animales me resultaron fascinantes, pero si tengo que elegir un favorito, sin duda serían las medusas. ¡Qué seres tan impresionantes! En el acuario tienen un criadero de varias especies, de diferentes tamaños y colores. Verlas moverse con esa elegancia hipnótica fue una de las cosas que más disfruté del paseo. También me encontré con estrellas de mar, pepinos de mar, hipocampos y hasta pequeños tiburones. Era como sumergirse en un mundo completamente distinto, lleno de vida y colores.

brown jellyfish

Otro de los espacios que me encantó fue el área donde puedes tocar algunas especies marinas. Siempre con la supervisión de los guías, permiten que los visitantes tengan una experiencia más cercana con la vida marina. Fue increíble sentir la textura de una estrella de mar y ver de cerca cómo se mueven lentamente.

El área al aire libre

Lo que más me sorprendió fue que el Acuario de Quebec no es solo un espacio cerrado con exhibiciones. Tiene una zona al aire libre donde puedes ver belugas, focas e incluso osos polares. Es increíble estar tan cerca de estos animales y observarlos en un entorno que simula su hábitat natural. A pesar del frío, me quedé un buen rato admirando a las belugas, que parecían tan curiosas como los visitantes que las observaban.

Las focas fueron otro espectáculo aparte. Son juguetonas y siempre están en movimiento, interactuando entre ellas y con los entrenadores que las cuidan. Por otro lado, ver un oso polar tan de cerca es algo impresionante. Su tamaño y presencia son imponentes, pero al mismo tiempo, es fascinante ver cómo se mueve con tanta agilidad a pesar de su gran tamaño.

Un descanso con sabor

Después de tanto caminar, encontré un pequeño «casse-croûte» y un food truck donde vendían las famosas colas de castor. ¡Por supuesto, no podía irme sin probar una! Había tantas opciones que me costó decidir, pero al final elegí una con Nutella y fresas. La combinación perfecta para cerrar con broche de oro mi visita.

Si nunca has probado una cola de castor, te la recomiendo al 100%. Es una especie de masa frita en forma alargada (de ahí su nombre) y la puedes acompañar con diferentes toppings como azúcar y canela, chocolate, caramelo o frutas. Es un clásico de la gastronomía canadiense y un must si visitas Quebec.

La tienda de recuerdos: imposible salir con las manos vacías

Antes de salir, pasé por la tienda de souvenirs, y ahí sí que me dejé llevar. Casi todos los animales del acuario tenían su versión en peluches, almohadas, imanes, postales, libretas y bolígrafos. No pude resistirme y terminé llevándome algunas cositas de recuerdo.

También había libros educativos sobre la vida marina, ideales para niños o para cualquiera que quiera aprender más sobre los océanos y sus habitantes. Todo estaba tan bien diseñado que daban ganas de llevarse la tienda entera.

Recomendaciones para disfrutar al máximo la visita

Si estás pensando en visitar el Acuario de Quebec, aquí te dejo algunos consejos para que aproveches al máximo la experiencia:

  • Llega temprano. Especialmente en temporada alta, porque se llena bastante y es mejor disfrutar con más calma.
  • Lleva ropa cómoda. Hay mucho que caminar y si visitas el área exterior en invierno, abrígate bien.
  • No te pierdas las exhibiciones interactivas. Algunas permiten tocar especies marinas, lo que hace la experiencia aún más enriquecedora.
  • Prueba la cola de castor. No te arrepentirás.
  • Guarda un presupuesto para la tienda de souvenirs. Es casi imposible salir sin llevarte algo.

Un paseo inolvidable

Definitivamente, el Acuario de Quebec es un lugar que vale la pena visitar. No importa la edad, es un espacio donde puedes maravillarte con la vida marina y disfrutar de un paseo inolvidable. Ya estoy planeando mi próxima visita, porque sé que cada vez descubriré algo nuevo y sorprendente.

Si alguna vez tienes la oportunidad de ir, ¡no lo dudes! Y no olvides probar una cola de castor antes de salir.

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